7/9/09

Cadaver exquisito - tercera parte (Javi)

El mundo de Sofía era así de rebuscado. Por más que muchos quisieran comprenderlo, pocos podían seguirle el ritmo. La única prueba de constancia en su vida era la relación que la unía a Lucía y a Lucas, ex compañeros de secundaria con los que se reunía todos los martes a cenar, como si con ese ritual exorcizara cualquier mal causado a la sociedad por su falta de apego a las normas de convivencia tradicionales.

En una de esas cenas surgió la idea del “anti-trabajo”, una organización clandestina de la que nadie podía saber aún, pero que ya comenzaba a corroer los cimientos de una sociedad organizada a partir del culto al trabajo.

En pos de ese objetivo habían trazado un plan de 4 etapas: Reconocimiento, estudio en profundidad, divulgación del plan y toma del poder. La primera implicaba conseguir un trabajo y dedicarse a él como los más abnegados, descubrir sus secretos y aprender sus normas. La segunda marcaba la necesidad de acercarse a los superiores jerárquicos de la manera que fuera posible (relaciones laborales o personales si fuera necesario). En tercer lugar debían buscar aliados y asegurarse de que fueran fieles a los objetivos del “anti-trabajo”. Finalmente, la toma del poder implicaba la revolución de los “anti-trabajadores” que acabarían con el mundo hasta entonces conocido e instalarían el eterno domingo.

Sofía, líder natural del grupo, era la primera que había incursionado en la segunda etapa y para ello había conquistado al hermano de su jefe (Claudio). Incluso, en su afán superador, estaba emprendiendo la búsqueda de un segundo trabajo para comenzar la divulgación (tercera etapa). Lucas, también había intentado llegar a la segunda etapa, pero todo se complicó cuando su superior lo encontró en su cama con su mujer. Este acto hizo mella en el grupo ya que lo entendieron como un gran retraso en la toma del poder. Al menos, la indemnización serviría para solventar algunos gastos operativos.

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